Carlos Arias Navarro
Entró en el gobierno de Luis Carrero Blanco como ministro de Gobernación en 1973; al morir el presidente en un atentado terrorista, y a pesar de que la responsabilidad de la seguridad recaía sobre el Ministerio de Arias, fue elevado a la jefatura del Gobierno (1974). Formó un gabinete heterogéneo -siempre de posiciones ultraconservadoras-, con el cual intentó lanzar una tímida apertura (el «espíritu del 12 de febrero») que pronto se detuvo ante la oposición interna y los riesgos de una democratización.
Su gobierno fue muy impopular, debido a su carácter inmovilista y contradictorio, las dificultades económicas del momento (crisis del petróleo) y los múltiples conflictos que le acarreaba su incomprensión de la situación agónica del régimen (ejecuciones de 1974-75, conflicto con el Vaticano a propósito del obispado de Bilbao).
Tras la muerte de Franco en 1975, el rey Juan Carlos I le confirmó como presidente del Gobierno a fin de subrayar la estabilidad en la dirección del Estado; pero, contrario a aceptar la transición a una democracia plena, fue sustituido en ese cometido por Adolfo Suárez en 1976.
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