José Solís Ruiz
Miembro del Cuerpo Jurídico Militar, durante el régimen franquista llegó a ser gobernador civil de varias provincias, delegado nacional de Sindicatos y ministro-secretario general del «Movimiento». En calidad de tal, tuvo un papel destacado en las políticas del régimen durante la etapa desarrollista. Entre las medidas adoptadas estuvo la promulgación de la Ley de Principios del Movimiento Nacional, una de las Leyes fundamentales del Régimen. Persona jovial y de palabra fácil, pronto se convirtió en una de las figuras más populares de la dictadura. Se le conoció coloquialmente como «la sonrisa del régimen».
Amigo del coronel Enrique Herrera Marín —agregado militar de España en Buenos Aires—, Solís colaboró con este en las gestiones para el traslado a España del presidente argentino exiliado Juan Domingo Perón. En 1961 Perón finalmente se asentó en suelo español, contando con la asistencia del gobierno franquista.
Durante los años de la dictadura franquista Solís llegó a ser presidente del Comité Internacional para la Defensa de la Civilización Cristiana.
«Más deporte y menos latín»
Durante los años del franquismo, José Solís hizo célebre la frase «más deporte y menos latín». El origen de la frase está en un discurso que pronunció en julio de 1975, en el que señaló que debían dedicarse más horas al deporte en las escuelas aunque «fuera a costa de dar menos latín». En relación con ella, se atribuye al catedrático universitario Adolfo Muñoz Alonso una respuesta que habría dado a Solís ante la pregunta de para qué servía la enseñanza de una lengua muerta: «Por de pronto, señor ministro, para que a su Señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense y no otra cosa»
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